A veces las historias cambiaban, perdían detalles o ganaban otros nuevos, pero siempre coincidían en un mismo punto: el monstruo que el Minos mantenía encerrado bajo Knossós; una criatura voraz que solo se alimentaba de carne... humana...
Labrys (Capítulo IV)

He de decir que aunque Labrys está basado principalmente en este mito, muestra una visión histórica de lo que habría sucedido si hubiese sido real. Por eso, aquellos que piensen que esta novela es "otro libro más" contando "otra versión más" del mito... ¡se llevarán una sorpresa! Sin embargo, también hay lectores que nunca han oído hablar del Minotauro o que les quiere sonar de algo pero no saben muy bien de que... ¡Tranquilidad! Eso se soluciona ahora mismo, así que vamos al hilo :
Cuando Grecia aún estaba naciendo y el mar Egeo ni siquiera se llamaba así, en la isla de Creta gobernaba el rey Minos, un semidios nacido de la unión de Zeus con una princesa mortal. Poseidón, dios del mar y tío paterno del monarca, protegía y cuidaba esta isla, cuyo centro de poder se encontraba en Cnósos, manteniéndola en la cúspide de su poder. El rey Minos, sabiendo que era el "niño mimado" de los dioses, pidió a Poseidón que le regalase un gran toro con la promesa de que lo sacrificaría en su honor. Entonces, un hermoso toro blanco surgió de las aguas y fue mansamente hasta los pies de Minos que, demasiado asombrado por la majestuosidad del animal, decidió dar el cambiazo y sacrificar un toro de menor belleza. Cuando el dios se enteró de lo que había hecho, se sintió tan herido en su orgullo por el engaño que juró vengarse de aquella afrenta y, para ello, ideó un retorcido plan: haría que la esposa de Minos, la reina Pasífae, sintiese una insoportable atracción sexual por el toro.
La mujer, dominada por esta maldición, intentó copular con el animal de distintas formas, pero éste era demasiado grande y violento, de modo que fue a pedir ayuda a uno de los siervos de su marido. Este hombre, de nombre Dédalo, era todo un daVinci de la antigüedad, famoso por sus inventos y construcciones, de modo que ante la solicitud de la reina, inventó una triquiñuela para engañar al toro blanco: construyó una vaca de madera con ruedas, la cubrió con cuero y dejó el interior hueco para que Pasífae pudiera encajarse en ella. Cuando la llevó al campo donde pastaba el animal, éste creyó que se trataba de una vaca de verdad y la montó, quedando así la reina satisfecha... y embarazada.
Al cabo de nueve meses, Pasífae dio a luz a un niño con cuerpo de hombre pero cabeza de toro, que delataba su infidelidad de orígen zoofílico. Al principio, esta criatura (conocida como Minotauro, que significa "toro de Minos") comía como una persona cualquiera pero, a medida que se hacía adulto, comenzó a volverse más violento y salvaje, hasta el punto de rechazar cualquier alimento excepto la carne, especialmente si era humana. Horrorizado, Minos mandó a Dédalo que construyera una mazmorra donde mantener encerrado al monstruo sin posibilidad alguna de que escapase y el famoso inventor así lo hizo: escarvó túneles en la tierra, levantando pasillos en zigzag, habitaciones sin salida y corredores que parecían no terminar nunca, dando así forma a una prisión cuya finalidad era perder a todo aquel que entrase en ella: el laberinto.
Por aquel entonces, en Atenas se celebraban unos juegos en honor a la diosa Atenea y uno de los hijos de Minos y Pasífae quiso participar, pues era un gran atleta. Este príncipe, llamado Androgeo, venció a sus oponentes en todas las competiciones, alzándose como ganador indiscutible. Sin embargo los otros atletas, envidiosos de su triunfo y no queriendo ver coronado como campeón a un extranjero, lo mataron. Cuando la noticia de este crimen llegó a oídos del rey Minos, estalló de ira y, como venganza, obligó a los atenienses a entregarle cada año a siete muchachos y siete muchachas para ser pasto de la voracidad del Minotauro.
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