
Esta es la sinopsis de uno de los mitos más conocidos de la Antigua Grecia del que, junto al Laberinto del Minotauro y el mito de Perseo, más se ha escrito y también rodado. Sin embargo, parece ser que en este caso la realidad supera a la ficción, pues un reciente estudio geológico afirma haber descubierto la posible base histórica que dio orígen a la leyenda. Esta es su hipótesis:
En la actual región de Svaneti, al noroeste de Georgia, existió el próspero reino de Cólquide entre los siglos VI y I a.C.; lugar donde el mito sitúa al vellocino de oro. Los habitantes de este antiguo reino cubrían el fondo de los ríos de montaña con vellones de carneros como tamíz para filtrar el agua, de modo que, al sacar las zaleas del lecho arenoso, éstas quedaban impregnadas con pequeños hilos y fragmentos de oro atrapados. La curiosidad sobre estas pieles "doradas" se extendería a Grecia por medio de los comenciantes y las rutas marítimas, deformándose y dando lugar a historias exageradas que se encontrarían en la base del mito del vellocino de oro.
Con respecto a los argonautas, lo más probable es que su origen esté en una exitosa expedición comercial que partió del golfo pelásgico motivada por la abundancia de oro en Cólquide, y cuyo fin era encontrar este preciado metal y, tal vez, aprender la técnica de minería por bateo con vellones. Esto, además, coincidiría con la opinión del historiador romano Apiano, que afirmaba que el mito de los argonautas estaba más relacionado con técnicas de minería del oro que con leyendas de carneros dorados.
Y no podía terminar sin rememorar dos hechos que me parecen curiosos, relativos a este mito y a su influencia a lo largo de la historia, pues en el año 66 a.C., durante la República romana, Pompeyo se lanzó a emular a Jasón poniéndose a la cabeza de una expedición que pretendía explorar la costa del Mar Negro (y que casi le cuesta la vida a manos de unas muy reales amazonas), mientras que, ya en el año 2008, las autoridades de la ciudad griega de Volos (donde algunos sitúan el antiguo reino de Yolco) mandaron construir y botar una pentecontera micénica a la que llamaron Argo y en la que un grupo de voluntarios viajó hasta la costa de Georgia, rememorando así la hazaña de los argonautas.
Es fascinante ver como incluso hoy en día seguimos intentando dar con un orígen verídico que explique el sentido oculto de una leyenda arcaica, como si no pudiéramos contentarnos con disfrutar de las narraciones de las que hablan los cuentos o como si necesitásemos desentrañar todos los secretos que encierran las grandes historias... E imagino que es esa misma fascinación la que nos ayuda a acercarnos cada día más a la Verdad. En este sentido, los mitos son mucho más que cuentos.
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